La marcha forzosa o un adiós
Me llamo Rajúl, soy hija de Farset y Malak. Pertenezco a una familia de grandes amantes de la naturaleza, de nuestra amada Tierra. Se me rompe el corazón cuando veo lo que estamos haciendo con ella pero, tal como decía mi bisabuela “todo tiene un motivo y una enseñanza”, aunque yo no la alcance a entender en esta ocasión…
Llevo prácticamente toda mi vida viviendo en mi querida selva, pero ahora nos vemos obligados a emigrar. Ya llevamos semanas escuchando ese ruido sibilino que corta de cuajo los troncos de los árboles, con tanta facilidad.
Aunque hemos luchado para que no se acercaran a nuestro territorio no hemos tenido suerte y ahora ya es irremediable nuestra marcha.
He llorado mucho pero a medida que se secaban mis ojos ha ido aumentando en mí la rabia feroz hacia los salvajes que están destruyendo mi mundo. Mi padre me dice que me calme y que me enfoque en la nueva vida que vamos a llevar en nuestra nueva tierra, nuestro nuevo hogar…
A veces pienso que no entiende lo que siento pero cuando al anochecer nos reunimos todos para ver por última vez nuestras hermosas estrellas y, desde la distancia, lo observo a él y a mi madre cogidos de la mano, sé que ellos y más miembros de mi tribu han vivido esta situación más veces; algunas huyendo de forma violenta, que es mucho más doloroso.
Entonces siento un profundo respeto y admiración por ellos y agradezco que en estos momentos de mi vida estén a mi lado.